El debate
sobre el modelo de la televisión pública en España se ha convertido en el gran
protagonista. Esto se debe a que el desgaste
progresivo que ha sufrido este medio durante los últimos años, ha tocado fondo. Los culpables: todos aquellos directivos y
altos cargos responsables de las cadenas nacionales y regionales que una vez
más, han decidido vaciar las arcas de los servicios públicos para convertir lo
que es un derecho de todos en “un fracaso informativo”.
La provisión de información y el libre acceso a ella es un derecho recogido
en la Constitución española. Por ello, resulta vergonzoso ver cómo cuatro mandatarios
se aprovechan de los medios de comunicación para hacer alarde de sus ideas y
convicciones políticas. Con el cambio de gobierno, cadenas como RTVE o
Telemadrid, convirtieron sus informativos en un escaparate de manipulación y desinformación,
lo que supuso la pérdida total y absoluta de pluralismo político y rigor
informativo.
La audiencia, lejos de verse sometida a una tiranía de la programación, ha
decidido mudarse a otros canales privados con el fin de obtener información sesgada
y veraz. Al fin y al cabo, ¿por qué limitarnos a ver un programa que una
persona ha decidido adecuado para una hora determinada, cuando tenemos acceso a
muchas más posibilidades de entretenimiento formativo a nuestra disposición?
Todos los ciudadanos estamos en nuestro derecho de elegir lo que queremos
y podemos ver. Lo que resulta lamentable, es escuchar como la Ex presidenta de
la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, achaca el deterioro de la cadena
autonómica a la a la aparición de la TDT, algo que ha supuesto un increíble
avance en el mundo de la Telecomunicaciones.
El fracaso de estas cadenas y emisoras públicas no se ha debido a la
aparición de nuevos canales nacionales, sino a la reconversión de estos entes
públicos en el aparato del gobierno de turno, cuya principal función debería
haberse limitado a sostener estas cadenas como sólidos instrumentos al servicio
de los ciudadanos; audiencia que afortunadamente ya tiene acceso de forma activa, crítica y
comprometida a la información a través de otros soportes.
La televisión pública, lejos de ser utilizada como herramienta de poder político y económico, debe centrarse en la transmisión del saber mediante el fomento de la producción y difusión de contenidos. Estos deben contribuir a formar y a mejorar a las personas facilitando el acceso al conocimiento y el estímulo por el saber. Conocer nuestra historia, cultura, civilización local y global; permitir el acceso a las expresiones artísticas mediante su difusión y acrecentar la sensibilidad por el respeto a la vida han de ser su principal prioridad.
La televisión pública, lejos de ser utilizada como herramienta de poder político y económico, debe centrarse en la transmisión del saber mediante el fomento de la producción y difusión de contenidos. Estos deben contribuir a formar y a mejorar a las personas facilitando el acceso al conocimiento y el estímulo por el saber. Conocer nuestra historia, cultura, civilización local y global; permitir el acceso a las expresiones artísticas mediante su difusión y acrecentar la sensibilidad por el respeto a la vida han de ser su principal prioridad.
Sara Díez García
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